sábado, 10 de octubre de 2009

Reencuentro

Para la mayoría de mis compañeros de clase, que son casi todos catalanes debido a lo que ellos llaman "la barrera del idioma", y a lo que en el resto de España se suele explicar como "Cataluña es Cataluña", suponiendo que eso explique algo en algún sentido (y que en realidad sólo refleja lo que se conoce como "miedo irracional"), en fin, para la mayoría de ellos el fin de semana es el momento en que vuelven a la casa de sus padres después de cinco días de abandono y lucha por la supervivencia (sin gota de guasa, quien no se crea que esto es una carrera de obstáculos que se matricule en Ciències biomèdiques en Madrid o en Barcelona). En mi caso, esta situación se está dando ahora mismo, acentuada por el hecho de que desde finales de Octubre no había visto a mi familia. Aunque resulte algo increíble, aparentemente a ellos les resulta más sencillo trasladarse hasta aquí al completo (somos familia numerosa) por lo tanto ni siquiera he tenido que moverme, y eso sí, en su peregrinaje me han traído un "tocho" (que en Cantabria es una palabra cariñosa, aunque también resulte increíble) de biología molecular para que estudie, amén de una impresora.

En este mismo instante me siento algo mal porque junto con mis hermanos pequeños han entrado en casa lujos antes restringidos, así que he invertido mi valiosa mañana en ver "Bob Esponja", "Caçadors de dracs" (en los idiomas en que están escritos, jejeje) y jugar al Imperium Civitas III (este en español, nunca he aprendido latín), y ahora pienso en el trabajo de las proteínas que me falta por hacer y los problemas de biofísica pendientes, pero me encargaré de ellos mañana, esta tarde he visitado el Abacus (una librería) y eso puede contar como actividad lectiva, así que no he desperdiciado el día a fin de cuentas.

Si incluso cuando uno está a gusto en el lugar donde llega, y si echa de menos a su familia de una forma moderada, como me ocurre a mí, se puede uno alegrar tanto de volver a verlos, puedo comprender a los que, más apegados, rechazan de lleno cualquier posibilidad de alejarse de su gente para estudiar o trabajar más adelante. Es difícil. No porque sea especialmente duro, que puede serlo, sino porque implica desligarse de aquellos a quienes estás más unido, y establecer nuevos lazos allí donde llegas, lo cual es siempre caminar sobre arenas movedizas. Es difícil, pero es necesario para crecer.

Crecer: "Dicho de un ser orgánico: Tomar aumento natural." RAE. Si la naturaleza humana se expresa en las relaciones sociales ("El hombre es un animal político" - Aristóteles), por lo tanto en los vínculos que se establecen entre las personas, este aumento y renovación de ellas se hace necesario para continuar creciendo. De lo contrario sucederá como sucede a los animales (en general poco políticos, y que suelen arrastrar el vientre por la tierra) que necesitan mudar de piel cada cierto tiempo porque se les queda pequeña, si no lo hicieran morirían asfixiados y oprimidos dentro de su propia piel vieja.

Atreverse a conocer o a reconocer a los otros es una tarea intuitiva y peligrosa, pero necesario para desarrollarse en sociedad, y (salvo casos raros, sin ofender) siempre se tendrá a la familia y los más allegados para añorar y llevarlos en el pensamiento. Esto es lo que da ese encanto al reencuentro.

Irene

1 comentario:

  1. ¿Reconocer a los otros es peligroso...? Intuitivo sí, pero no peligroso. Piénsalo: imprescindible, irrenunciable, forzoso, necesario, indispensable, insustituible, y, efectivamente, obligatorio, para crecer como "homo politicus" y como "homo eticus"... es decir, como individuos que formamos tribu y pertenecemos a un grupo (pequeño, familiar, o más extenso...)
    Es un texto sin desperdicio. Un beso.

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